Escenario de Máximo Rendimiento (el más habitual – ocurre en más del 75 % de los casos) El deudor no paga y la subasta queda desierta o no cubre el crédito del inversor. → El inversor se adjudica el inmueble por el importe de su crédito (precio pagado por la deuda + costas). 

Escenario de Ganancia Segura (el “plan B” perfecto – ocurre en menos del 25 %) El deudor se pone al día o un tercero puja en subasta. → El inversor recupera su capital + intereses ordinarios + intereses de demora (hasta 20-30 % anual) + todas las costas judiciales. Riesgo cero: si el deudor no paga, se activa automáticamente el escenario 1.

En ambos casos la vivienda actúa como garantía blindada. El inversor nunca pierde dinero. El peor resultado posible es obtener “solo” un 40-70 % de rentabilidad en un año, lo que sigue siendo cinco veces superior a cualquier alquiler tradicional, fondo de inversión o bono.

Ventajas exclusivas que sólo conoce quien opera en este mercado
Rentabilidades reales: 60-150 % en 6-18 meses. Mientras el alquiler ofrece 4-6 % neto y la Bolsa 8-10 % con alto riesgo, la deuda hipotecaria genera más del 100 % con riesgo casi nulo.

Control total del proceso. El inversor decide si acepta ofertas del deudor, si puja en subasta o si se adjudica directamente. En subasta pública compite contra cientos de postores; aquí solo contra quien ofrezca más al deudor (y en caso de empate, la ley le favorece).

Sin sorpresas con cargas ocultas. El procedimiento judicial cancela automáticamente las cargas posteriores.

Fiscalidad muy favorable. Las sociedades limitadas tributan al 25 % por la ganancia (o incluso al 15 % con ETF). La operación está exenta de IVA.

Diversificación real. El inversor accede a inmuebles sin ser propietario directo hasta la adjudicación (sin IBI, comunidad ni reformas obligatorias).

Escasez real y ventana temporal única. Los bancos y fondos están obligados por Europa a liquidar sus NPL antes de 2026 → están vendiendo ahora mismo las mejores posiciones a precios históricamente bajos.