Subastas BOE

Subastas Judiciales Hipotecarias

¿Por qué son mejores las subastas de fondos 
financieros y bancos?

Nos centraremos en los aspectos positivos de los NPL de origen financiero, contrastándolos brevemente con los desafíos de las subastas públicas para resaltar las diferencias. Esta preferencia se basa en factores como el control, la flexibilidad y la reducción de riesgos, que maximizan la rentabilidad para inversores capacitados. 

Los NPL de entidades financieras ofrecen mayor control, flexibilidad y potencial de rentabilidad, con menos exposición a riesgos burocráticos y competitivos que caracterizan a las subastas de la Seguridad Social o Hacienda. Estas últimas pueden parecer atractivas por precios iniciales bajos, pero sus desventajas (como plazos imposibles, tanteos administrativos y falta de transparencia) las hacen menos seguras y eficientes. 

Adquisición a 
precios muy 
inferiores al valor real

Los bancos venden estos créditos con descuentos significativos (a menudo entre el 30% y 50% del valor nominal o más), permitiendo una alta rentabilidad potencial al recuperar la deuda mediante reestructuración, venta del colateral o adjudicación del inmueble. Esto es superior a las subastas públicas, donde los precios de salida pueden ser bajos, pero la competencia hace que suban rápidamente, reduciendo el margen de ganancia.

Mayor control 
sobre el proceso judicial y la recuperación

Al comprar el NPL, se subroga en la posición del acreedor original, lo que le permite iniciar, continuar o pausar el procedimiento de ejecución hipotecaria a su conveniencia. Puede decidir si proceder a la subasta o buscar soluciones alternativas, evitando la incertidumbre de un proceso público. En cambio, en subastas de la Seguridad Social o Hacienda, es solo un postor sin influencia, expuesto a reglas rígidas y posibles suspensiones o fracasos (muchas subastas de SS quedan desiertas por falta de interés).

Evitación de 
competencia 
directa en subastas

Como nuevo acreedor, tiene prioridad para adjudicarse el inmueble si la subasta queda desierta, sin necesidad de pujar contra otros inversores. Esto reduce el riesgo de sobrepujar y asegura un mejor precio. Las subastas de Hacienda o SS, por el contrario, atraen alta competencia (especialmente en bienes atractivos), y requieren depósitos elevados (hasta el 30% en SS), con plazos de pago breves (solo 5 días en SS), lo que complica la financiación y aumenta el riesgo de pérdida del depósito.

Oportunidades de negociación flexibles con el deudor

Las entidades financieras proporcionan datos detallados sobre el crédito y el colateral (como tasaciones y estado registral), facilitando un análisis previo profundo. Esto contrasta con las subastas de SS o Hacienda, que sufren contradicciones jurídicas (como formatos presenciales obsoletos, falta de publicación en BOE y derecho de tanteo de la administración, que puede anular su adjudicación en 30 días), generando inseguridad y riesgos extra. Además, en subastas públicas, hay limitaciones para visitar el inmueble, información incompleta y cargas ocultas (como deudas de IBI o comunidad), que pueden generar gastos sorpresa y reducir la rentabilidad.

Mejor 
documentación y menor burocracia

Las entidades financieras proporcionan datos detallados sobre el crédito y el colateral (como tasaciones y estado registral), facilitando un análisis previo profundo. Esto contrasta con las subastas de SS o Hacienda, que sufren contradicciones jurídicas (como formatos presenciales obsoletos, falta de publicación en BOE y derecho de tanteo de la administración, que puede anular su adjudicación en 30 días), generando inseguridad y riesgos extra. Además, en subastas públicas, hay limitaciones para visitar el inmueble, información incompleta y cargas ocultas (como deudas de IBI o comunidad), que pueden generar gastos sorpresa y reducir la rentabilidad.

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